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Abenomics, Un Fracaso Económico, Político y De Gobierno

Por:
Barry Norman
Publicado: May 27, 2016, 11:21 UTC

Abenomics, Un Fracaso Económico, Político y De Gobierno

El mandato del primer ministro Abe podría haber llegado bruscamente a su fin mientras decide sobre el segundo tramo del aumento de impuesto sobre las ventas. El yen sigue estando mucho más fuerte de lo que al gobierno y al banco central les gustaría. En la reciente reunión del G7,  EE.UU advirtió firmemente sobre una devaluación intencionada del yen por Japón.

El yen subió esta semana después de que el G7 advirtió a Japón sobre las amenazas de debilitar su moneda, recordando a Tokio los compromisos anteriores de no intervenir en los mercados de divisas. La caída de la moneda estaba en el centro de atención, cuando los ministros de finanzas del club de los países ricos se reunieron en el norte de Japón el fin de semana pasado durante dos días de conversaciones centradas en la manera de impulsar la economía mundial. En respuesta, el ministro de Finanzas de Japón, Taro Aso, dijo a su homólogo de Estados Unidos que Tokio estaba simplemente reaccionando a los “movimientos especulativos, abruptos y unilaterales” en el comercio de divisas.

El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ha visto mejores días. Su popularidad se ha desplomado, y su política económica está fallando en producir beneficios. Al menos, eso es una visión que crece en popularidad, tanto en Japón como en el extranjero. El USD/JPY pasó de  80 a 125 en unos pocos años. El resumen es el siguiente: Japón tiene un nuevo primer ministro radical, Shinzo Abe, que contrató a un nuevo presidente radical del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, que puso en marcha un programa radical de flexibilización cuantitativa que hizo que los precios de los activos y el tipo de cambio bajasen. Esto se conoce como “Abenomics”, la política económica de Shinzo Abe.

Abe llegó al poder en 2012 con un mandato importante. Iba a revitalizar el rendimiento económico flácido de Japón, poniendo fin a décadas de deflación. Con este fin, trajo a Haruhiko Kuroda como gobernador del Banco de Japón. Kuroda lanzó un programa de QE masiva e introdujo un objetivo de inflación del 2%. El programa de flexibilización cuantitativa, o QE por sus siglas en inglés, se incrementó más tarde en 2014. Abe procedió a un estímulo fiscal y a la reforma económica desde el lado de la oferta.

También es imposible separar la estrategia económica de Abe de sus objetivos geopolíticos. Él es un conservador comprometido con una postura internacional revanchista, no un keynesiano de centro-izquierda de la especie más familiar en el oeste.

La economía está en un buen estado. En el 3,3%, el desempleo de Japón está en un nivel envidiable, uno que es poco probable que las economías occidentales alcancen. De hecho, el mercado laboral de Japón, en sus peores momentos, rara vez registran un desempleo de más del 5%. Para un país como Francia, el desempleo no cae tan bajo ni en el mejor de los casos. Pero Abe no puede recibir todo el crédito por la disminución del desempleo, algo que empezó antes de que llegase al cargo a finales de 2012.

El plan tuvo un inicio crepitante. Una vez reacios a participar en la política monetaria no convencional, el Banco de Japón abrazó la visión de Abe y puso en marcha un amplio programa de compra de bonos. El gobierno central abrió su grifo de gastos. Los mercados se recuperaron y el yen se desplomó frente al dólar.

La idea era que, a medida que los precios aumentaban y las empresas se beneficiaban, pasarían una parte más grande de las ganancias a los trabajadores, quienes gastan más en bienes y servicios. Si funcionara, el “ciclo virtuoso” generaría un crecimiento económico sostenido.

El programa, sin embargo, ha fracaso. El crecimiento de los salarios es mediocre, y la inflación se mantiene muy por debajo del objetivo del 2% del banco central. El producto interior bruto se contrajo a un ritmo anualizado del 1,2% en el segundo trimestre, y hay evidencias de que la economía puede haber caído de nuevo en recesión en el tercer trimestre.

El primer ministro, que podría permanecer en su cargo durante tres años más, también ha disparado “tres nuevas flechas”. Las medidas, sin embargo, han sido criticadas por la falta de detalles y ambición. Abe no especificó cuánto tiempo llevaría en materializarse una “flecha” – un compromiso por impulsar el PIB nominal en un 22%.

El Japan Time lo resume muy bien diciendo que Abenomics ha tenido durante mucho tiempo un problema de honestidad intelectual. Intentó tratar los síntomas que aquejan a Japón (presiones deflacionarias) y no la enfermedad subyacente (una completa falta de confianza en el futuro). Es por eso que el programa de impresión de yenes sin precedentes del Banco de Japón enriqueció a los fondos de cobertura y no a los hogares. Es por eso que se compromete a crear un Silicon Valley japonés. Es por eso que, con la excepción de de la compra de Foxconn Technology de Sharp, los compradores extranjeros no se apresuran en moverse a Japón.

 

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