Se espera que la subida de los tipos de interés a nivel mundial perjudique a la economía en 2023, presionando a la baja a los precios del petróleo crudo, sus derivados y al gas natural.
El petróleo crudo, los carburantes y el gas natural estadounidense registraron movimientos muy bruscos de precios en 2022, disparándose por la escasez de suministros provocada por la enorme demanda de Europa en plena guerra de Ucrania y cayendo luego por menor demanda desde China (principal importador del mundo), la preocupación por una contracción económica, el aumento de la producción y los problemas asociados con la meteorología.
Al final el resultado de todo esto ha sido una subida neta del petróleo de casi un 10%, mientras que el gas natural terminaba el año con una ganancia neta leve. En cuanto a la gasolina y los destilados el resultado también ha sido alcista a nivel anual.
En otras palabras, el resumen del año en una palabra es el siguiente: volátil.
Los futuros del petróleo crudo West Texas Intermediate, de referencia en Estados Unidos, y del Brent, referencia internacional, subieron a máximos de varios años en el mes de marzo porque empezaron a reflejar el vuelco que estaba dando el flujo de combustible a nivel mundial tras la invasión rusa de Ucrania. En particular el Brent llegó a 139,18$ por barril, su nivel más alto desde 2008, aunque los precios cayeron rápidamente en el segundo semestre por las subidas de tipos de interés de los bancos centrales y la preocupación generada sobre la llegada de la recesión económica.
En el conjunto del año el Brent ganó alrededor de un 10%, tras un fuerte repunte del 50% en 2021, mientras que el petróleo crudo WTI estadounidense subió casi un 7% en 2022, tras una subida del 55% en 2021.
Recordemos que ambos mercados habían caído con fuerza en 2020 debido a que la pandemia de la COVID-19 perjudicó claramente a la demanda de combustibles.
Los precios de la gasolina estadounidense subieron a máximos históricos en algunas zonas del país debido al rápido aumento de la inflación y a cuellos de botella en las refinerías, sin embargo, el repunte se detuvo cuando una serie de subidas agresivas de tipos por parte de la Reserva Federal de EE.UU. contribuyó a frenar la creciente inflación. Mientras tanto, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó la liberación de grandes cantidades de petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR) del país, garantizando que las refinerías dispusieran de suficiente crudo.
Los destilados (diésel y gasóleo de calefacción) subieron con fuerza a principios de 2022 por el repunte de la demanda europea, sin embargo, los precios empezaron a debilitarse durante el cuarto trimestre de 2022 al aumentar las reservas tras la caída de la demanda, en un signo que habitualmente apunta a la llegada de la recesión de manera inminente.
Los futuros del gas natural estadounidense subieron de manera brusca durante prácticamente toda la primera mitad del año porque los traders estaban preocupados por si EE. UU. llegaba al invierno con las reservas por debajo de lo habitual, sobre todo por haber estado exportando grandes cantidades de gas licuado (GNL) hacia Europa y Asia.
Recordemos que tras la invasión rusa de Ucrania Europa empezó a recibir cada vez menos gas natural y que eso fue lo que obligó a los europeos a comprar gas natural licuado a Estados Unidos para garantizar unos niveles de reservas adecuados antes de la llegada del invierno. Básicamente fue ese factor el que mandó los precios del gas natural estadounidense por encima de los 10$, es decir, su nivel más alto en varios años.
A pesar de ello el repunte se detuvo en seco el 8 de junio porque el incendio y explosión registrados en la planta de exportación de gas natural licuado de Freeport, en Texas, dejó fuera de juego las instalaciones y por tanto contribuyó a reducir la demanda que EE. UU. estaba recibiendo del exterior.
Finalmente los precios del gas cayeron durane el resto del año por la caída de la demanda europea, una menor demanda interna y el aumento de la producción estadounidense.
Se espera que la subida de los tipos de interés mundiales pase factura a la economía mundial en 2023, por lo que seguramente esa situación supondrá un lastre para los precios del crudo, sus derivados y para el gas natural. Básicamente lo que se espera es que la caída de la demanda conduzca a un aumento de las reservas disponibles, por lo que podría ser suficiente como para contrarrestar cualquier intento de Rusia de recortar su producción.
Mientras tanto en China parece que las restricciones podrían limitar la recuperación de la demanda, aunque es cierto que fueron a menos en diciembre. Básicamente China tendría que abrir completamente su economía para poder impulsar realmente la demanda, por tanto, mientras no ocurra eso las proyecciones sobre la demanda seguirán eclipsadas. Debemos tener presente que China es el primer importador de petróleo del mundo, además del segundo consumidor, y que en el 2022 que acaba de terminar registró su primera caída de la demanda en años.
En principio sí que se espera una mejora de la demanda de petróleo en China en 2023 pero el repunte reciente en el número de casos de COVID-19 nos dice que seguramente esa variable seguirá por debajo de la media en el primer trimestre del año.
En cuanto a las proyecciones concretas sobre el precio del petróleo crudo tenemos que destacar una encuesta realizada entre 30 economistas y analistas apuntando, de media, a unos 89,37$ por barril de Brent en 2023, aproximadamente un 4,6% por debajo del consenso de una encuesta realizada en noviembre. En cuanto al petróleo crudo de Estados Unidos, el WTI, se espera unos 84,84$ por barril de media en 2023.
Esencialmente lo que ocurrirá, supuestamente, es que el aumento de las reservas de petróleo crudo en EE.UU. permitirá tener cantidades más que suficientes como para transformarlo en gasolina y destilados. Además, la caída de la inflación asociada con la subida de tipos también debería lastrar los precios de los productos derivados.
En cuanto al gas natural, en principio se espera que la demanda caiga en 2023 y que aumente la producción, por lo que estos factores deberían suponer un lastre para sus precios.
Ahora mismo hay algunos factores con mucha incertidumbre asociada que podrían conducir a una volatilidad elevada en 2023: las subidas de tipos de los bancos centrales podrían conducir a una recesión mundial, además la guerra de Ucrania podría ir a más y expandirse a otros países o tal vez podría terminar.
Obviamente una recesión mundial podría ser devastadora para los precios de las materias primas energéticas porque en esa situación la demanda suele hundirse y ello conduce a un aumento de las reservas disponibles, aunque en tal caso es probable que la OPEP+ decida recortar su producción para respaldar los precios.
En cuanto a la guerra, si va a más es posible que contribuya a una subida de los precios en caso de generar una caída de las reservas a nivel mundial y de que Europa continúe aumentando su demanda de petróleo, derivados y gas natural estadounidenses. A pesar de ello también es cierto que la guerra podría aumentar las probabilidades de una recesión prolongada, con los efectos que ya hemos comentado.
Por contra, en caso de que termine la guerra lo más probable es que veamos cierta estabilización en los precios, aunque podrían no dispararse hasta que Occidente decida qué hacer con el petróleo y gas natural que llegaba desde Rusia. Básicamente hay dos escenarios posibles, o bien Rusia inunda los mercados con su producción haciendo que se hundan los precios, o las naciones Occidentales deciden aplicar un castigo que le impida liberar sus materias primas.
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James A. Hyerczyk ha trabajado como analista fundamental y técnico de los mercados financieros desde 1982. James comenzó su carrera en Chicago como analista de mercado de futuros para CBOT y CME y ha estado ofreciendo análisis de calidad para traders profesionales durante 36 años. Su trabajo técnico utiliza las técnicas de análisis de patrón, precio y tiempo de W.D. Gann. James tiene un Máster en Administración de Empresas de la St. Xavier University y un Máster en Mercados Financieros y Negociación del Instituto de Tecnología de Illinois.