El dato de empleos no agrícolas del mes de noviembre decepcionó en Estados Unidos, ¿Cómo afectará esta situación al oro?
Primero, examinemos los hechos. Tal y como muestra el gráfico que hay más abajo el empleo no agrícola tan solo creció en 245,000 personas durante el mes de noviembre del 2020, tras una creación muy superior en el mes de octubre que fue de 711,000 personas. Lo que es importante aquí es que la economía estadounidense añadió una cantidad significativamente menor de empleos de lo que se esperaba ya que los economistas encuestados por Bloomberg apuntaban a una creación de 466,000. Además la tasa de participación de la masa laboral civil cayó desde los 61.7 de octubre hasta los 61.5 de noviembre.
Del lado positivo destaca que la tasa de desempleo cayó levemente del 6.9 hasta el 6.7 por ciento, tal y como muestra el gráfico que hay más arriba. A pesar de que la tasa haya caído 8.0 puntos porcentuales desde el máximo de abril en el 14.7 por ciento vemos que sigue estando 3.2 puntos porcentuales por encima del nivel que había antes de que llegara la pandemia. Además el empleo no agrícola de noviembre estuvo 9.8 millones por debajo del de febrero, o un 6.5 por ciento, por lo que aún queda un largo camino que recorrer para poder decir que el mercado laboral se ha recuperado por completo. De hecho la desaceleración de la creación de empleo es una señal de que el mercado laboral sufrirá durante la oleada invernal de la pandemia. Tal y como mostramos en el gráfico que hay más abajo la cifra diaria de nuevos casos de COVID-19 sigue por encima de los 200,000 en los Estados Unidos.
Se puede ver por tanto que con esas tasas de infección tan elevadas es de esperar que la mejora del mercado laboral aún se frene más durante el mes de diciembre. En parte la explicación es que hay mucha gente que no está buscando trabajo por culpa del coronavirus y las medidas de confinamiento han limitado la capacidad de buscar trabajo a aquellos a los que no les importa el patógeno.
Es posible que no haya una recesión con dos caídas reiteradas pero lo cierto es que va a pasar mucho tiempo hasta que la economía pueda recuperarse por completo. Esta visión queda respaldada por la cifra de primeras solicitudes de prestaciones por desempleo, tal y como vemos en el gráfico, que se ha mantenido en niveles elevados de 700,000 a 800,000 personas desde el mes de octubre, unas cifras tres veces superiores a las que había antes de la pandemia.
¿Qué significa todo esto para el oro? Veamos, la reacción inicial del oro frente a un informe débil del empleo fue bastante modesta. Tal y como vemos en el gráfico inferior el precio del metal precioso subió de 1832$ hasta 1843$ durante la jornada del viernes (4 de diciembre), sin embargo una economía débil debería impulsar los precios del oro.
Asimismo la ralentización del mercado laboral hace que aumenten las probabilidades de que se llegue a un nuevo acuerdo con ayudas fiscales. De hecho el Congreso debería estar sintiendo más presión para aprobar un paquete nuevo de ayudas, especialmente si tenemos en cuenta que el final del año coincidirá con el vencimiento de algunos programas de ayuda para desempleados, lo que agravará el panorama de los ingresos para muchos americanos. La Casa Blanca y el Congreso, tal y como están ahora, podrían aprobar ya mismo un nuevo paquete de estímulos fiscales pero si no lo hacen no te preocupes porque Janet Yellen, la nominada a secretaria del Tesoro, es considerada como proteccionista y está lista para actuar generosamente y promover una respuesta fiscal sólida en cuanto entre en el cargo.
Ese dato decepcionante del empleo no agrícola también podría animar a la Fed a fortalecer aún más sus directrices proteccionistas para poder sostener a la economía durante los próximos meses mientras sufre a causa de la pandemia, a la espera de un rescate que llegaría en forma de vacunas.
Este aumento de las probabilidades de que el banco central estadounidense y el Tesoro inyecten dinero barato en los mercados debería impulsar el precio del oro. Lo que sí vimos con claridad es que impulsaron a las bolsas en la jornada del viernes, lo que nos lleva a pensar en que volvemos a estar en un escenario en el que “cuanto peor mejor” le irá a los mercados financieros. Si esta lógica es cierta las noticias negativas son buenas para Wall Street porque hacen que aumenten las probabilidades de que se inyecte más liquidez a los mercados. Por tanto el riesgo de que mejore el sentimiento hacia las bolsas creará presión bajista sobre el precio del oro.
Sin embargo en el largo plazo el oro también podría beneficiarse de la inyección de ayudas adicionales porque eso querrá decir que la Fed tiene que aumentar sus balances y que el gobierno tiene que aumentar su déficit fiscal. Esto hace que aumente el dinero en circulación y el deuda pública lo que al final conduce a unos tipos de interés más bajos durante más tiempo, además de un mayor riesgo de inflación y de crisis de deuda, unos factores que benefician al metal precioso.
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